The Big Bang Theory nos ha dicho adiós para siempre y me he dado cuenta de que no estaba preparada para despedirme de ellos
¿Qué ha significado The Big Bang Theory para mí?
Parece una tontería. Es sólo una serie de televisión de 6 frikis (sí, 6) que nos han ido contando su vida a lo largo de 12 años. Pero, en gran parte, gracias a ellos se ha normalizado el término «freak» o «nerd».
En estos doce años, la serie, ha tenido una progresión con bastantes altibajos. En casa hemos pasado de momentos de no poder despegarnos de la tele los jueves para verlos, incluso creo que fue de las primeras series en VOS que vi sólo por no poder esperar a que llegase a España. (El doblaje al español está genial, pero os la recomiendo en versión original, gana enteros), a temporadas de verlas casi por obligación, por tener esos ratitos acompañados de viejos amigos en tardes tontas de domingo y no perder el hilo de sus vidas.
The Big Bang Theory empezó siendo una serie de frikis para frikis y se fue convirtiendo en un Friends de nerds que cada vez hacían cosas más normales y perdían poquito a poco su esencia. Pero era nuestra serie. Esa en la que el físico experimental empollón y bajito consigue enamorar a la chica popular del instituto. La que ha conseguido disipar esa distancia y esos estereotipos con los que vivimos a diario.
Es esa serie que, con permiso de Friends, consigue que te identifiques con alguna «tara» de cualquiera de sus personajes. Porque son imperfectos, terribles a veces, pero humanos 100%.
¿Con qué temporada me quedo?
Yo me quedo con la temporada 7 sin dudarlo. Creo que fue la que más disfruté de todas con diferencia. No hay un capítulo de esa tanda que no me guste. Recuerdo que estaba tan entusiasmada que, cuando empezó la octava todo cayó (junto con el corte de pelo de Penny). Ahí empezó mi pereza con la serie. Desde entonces la he visto más por cariño que por calidad, pero ha seguido teniendo capítulos increíbles, aunque tuvieras que bucear un poco entre las temporadas para encontarlos.
SPOILERS A PARTIR DE AQUÍ.
Dos capítulos para una despedida.

No soy objetiva con esta temporada. Empecé a verla ya con el pellizquito de quien sabe que cada capítulo que ve, es uno menos para llegar al final. Además, estoy completamente enamorada de Young Sheldon y me han ganado con los pequeños crossovers que han ido haciendo a lo largo de la temporada.
Hemos visto cómo Amy se ha ganado el AMOR en mayúsculas de Sheldon, cómo él ha puesto por encima los intereses de ella a los suyos en determinados momentos, incluso se ha preocupado por no dañar a Leonard cuando pensaba que podría perder su trabajo en la universidad.
Al #novioenserie, que es más de comedia pura, se le ha quedado corta pero para mí, que soy una romántica (muy en el fondo, sí, pero lo soy) han sido buenos episodios.
¿Qué deciros de los dos últimos? Que empecé a llorar desde el momento en el que llaman a Amy para comunicarles que han ganado el Nobel. Que he querido abrazar a Sheldon cada vez que ha salido corriendo por su miedo a los cambios. Que me ha encantado esa conversación en la que Penny, una chica normal de Nebraska, le hace ver que los cambios son normales y que eso es realmente la constante de toda nuestra vida.
He aplaudido esa bofetada de Leonard a Sheldon, porque sí, se la merecía y he reído con el último momento pseudo-gay entre Raj y Howard. Me ha encantado poder poner cara a Haley y Michael. Y sí, como no podía ser de otra manera, han arreglado al fin el ascensor. Me ha sorprendido el embarazo de Penny y, sobre todo, que se note que está contenta con él y no ha seguido adelante sólo por hacer feliz a Leonard.
Pero lo mejor de todo, sin duda, es que al fin Amy se ha atrevido a decirle a Sheldon la verdad. Que le haya ayudado a ver que, aunque su coeficiente intelectual es muy superior al de cualquiera de los que le rodean, sin ellos no hubiera llegado allí. Y he vuelto a llorar cuando, en ese momento que ha estado esperando toda su vida, decide apartar a su ego para dar la gracias a sus amigos por ser suporte en la vida.
Gracias Chuck Lorre por hacernos guardar este momento tan bonito como cierre a la serie. Gracias por no acortar la última temporada, por cuidarla y mimarla. Ahora tocará revisionarla, como Friends. Y se convertirá de nuevo en bálsamo de momentos de bajón. En juegos de trivial o de recordarla en conversaciones con amigos. Porque sí, Big Bang, yo no tengo vuestro coeficiente intelectual pero también soy friki.
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