
Momentos para la historia de la televisión.
Javier Olivares es uno de los mejores showrunners que tenemos en España si no el mejor.Lo que ha hecho con la cuarta temporada de El Ministerio del Tiempo es tremendo.
Se nota tanto cuando un creador tiene claro lo que quiere, controla lo que tiene, disfruta haciendo su trabajo y tiene libertad para hacerlo que, cuando todo esto se une, se produce la magia que hemos tenido la suerte de disfrutar durante estos últimos episodios El Ministerio.
Secuencias que ya forman parte de la historia de la televisión
Puede que los momentos que se queden para la historia de esta temporada sean “Life on Mars”, el final del episodio dos, el encuentro de Lorca con Camarón al final del episodio tres y el inicio de Velázquez del epìsodio cuatro. Inconmensurables. Tanto que me llegué a preguntar, ¿y ahora qué van a hacer? ¿Esto se puede mejorar?
Pero es que Javier Olivares y su equipo no querían mejorar nada. Esta serie no va de eso. Va de romper moldes. Y unas veces lo hacen de manera espectacular y otras, simplemente, te dejan con la boca abierta cuando hacen aparecer el anacronópete. O te llegan al alma con la historia de Salvador y Emilio Herrera. O con el corazón encogido como con el último episodio en el que te rompen los esquemas y te vuelves a preguntar. ¿Y si hay una quinta temporada qué?
Pero si algo tengo claro, es que si Javier Olivares y el Ministerio del Tiempo me dicen ven, yo lo voy a dejar todo.
De nada sirven nuestras ideas, lo que nos hubiera gustado, porque lo que nos ha dado es tan pero tan bueno, que solo tienes que entrar en el universo de la serie y dejarte llevar.
Porque, si de algo estoy segura, es que es un viaje que merece la pena ser recorrido.
Ojalá una quinta. Y ojalá más mierda de la tuya. Porque es buena, joder, es muy buena.