
Ha llegado Patria. Ha llegado el bofetón de realidad que necesitábamos.
En esta entrada no voy a entrar en ideologías políticas pero sí voy a hablar de personas y sentimientos.
La violencia lo destroza todo. Y a todos. Tanto a los que la generan como a los que la reciben. Eso es así.
En Patria no se busca igualar dolores. Son distintos. Aquellos que reciben la violencia de manos de ETA. Sin piedad. Tienen que vivir un dolor intenso durante el resto de su vida sufriendo por el ser querido perdido y la incertidumbre del porqué.
Los que la generaron, conviven con la pérdida de lo que fue su razón de vivir durante toda una vida. Aquello por lo que dejaron a un lado su humanidad (si es que alguna vez la tuvieron) y por lo que destrozaron a sus propias familias y seres queridos.
No son dolores comparables. Uno de ellos no tiene justificación ninguna por muchos años que pasen.
Pero, al final, perdieron todos.
Creo firmemente en la importancia de esta historia. Sobre todo, en estos tiempos de crispación ideológica que estamos viviendo en la que los políticos lanzan mensajes incendiarios de uno y otro lado y los ciudadanos, simplemente, nos limitamos a reaccionar a ellos sin pararnos a pensar un solo momento que nos están usando.
Justo como ETA usó a esos chavales dispuestos a morir y matar por unos ideales que no servían para nada.
Este artículo está escrito después de ver el primer episodio y habiendo leído el libro completo. Quizás nos ayude a ver la realidad. Ojalá seamos capaces de ver que TODO nacionalismo es contraproducente. Que las cosas se solucionan negociando y que, en tiempos de crisis, la verdadera victoria política es la coordinación y el entendimiento.
No se puede encontrar la paz cuando te pasas la vida buscando la crispación.
Deja una respuesta