

Sex Education, ¿qué escribo sobre esta segunda temporada? En una serie tan coral donde se tratan tantos temas al mismo tiempo es complicado. Hacer una entrada tan amplia no me convencía nada, así que me decidí a escribir sobre lo que más me ha marcado.
Nunca llegué a conectar con Aimee Gibbs (Aimee Lou Good) en la primera temporada de Sex Education. Un personaje aparentemente superficial y algo boba que me sacaba un poco de mis casillas.
Su trama en esta segunda temporada me sorprendió. A una persona muy cercana a mí le pasó lo mismo que a Aimee en el autobús. Cuando, después de ir a denunciarlo, la policía no hace nada más y ella se tiene que enfrentar sola a su día a día de nuevo, vemos su incapacidad de volver a subir sola e ir andando al instituto cada día pero nada nos hace pensar que el desenlace de su trama sería TAN BUENO.
Con Jean (Gillian Anderson) en el instituto, lo que esperaba era una charla entre la madre de Otis (Asa Butterfileld) y la estudiante, en la que la primera le diera algún consejo para superarlo. Pero Sex Education tenía una solución mejor. Juntar a todas las estudiantes en un castigo y hacer que se den cuenta de que las cosas que les unen son infinitamente más fuertes que las que les separan.
Una redacción sobre sororidad.
La profesora Sands está cansada de las discusiones entre las chicas y las castiga tras un incidente en uno de los baños del instituto. Tienen que encontrar algo que las una como mujeres. Hablar de sororidad. Finalmente es Aimee quien consigue que todas dejen de pelear después de contar lo que le sucede. Su mayor miedo: que ese hombre, el que se masturbó en el autobús y eyaculó en su pantalón, parecía una persona normal y amable. «Si él pudo hacer una cosa así, cualquiera puede».
Es a raíz de ahí, todas ellas empiezan a contar sus propias experiencias de abusos y las inseguridades que han creado en ellas. Conectan. Ya no se sienten solas y enfadadas y se van al vertedero a descargar su enfado y su rabia rompiendo cosas con un bate de béisbol.
Al final de la noche, terminan solucionando sus problemas entre ellas. Y la mañana siguiente ahí están todas, esperando en la parada del autobús para acompañar a Aimee. Para demostrarle que no está sola y ayudarle a superar su miedo al bus. Para enseñarnos a todas que, si nos unimos todas, no nos parará nadie.
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